6 cosas que debes fijarte para ver si un árbol corre riesgo de desplomarse
Incluso para un inexperto es sencillo notar los síntomas de un árbol enfermo.
Demasiado alto. “En áreas urbanas, lo prudente es que un árbol no supere los 10 metros de altura. Si la superan, los municipios deben monitorearlo seguido”, explica Rojas. “Una rama puede alcanzar fácil más de 5 metros. Si sobrepasa esa longitud, ya puede ser considerada como peligrosa, sobre todo si es muy gruesa y se le ve la corteza dañada”, añade.
Aferrados a la tierra. “Las raíces de un árbol nunca deben ser visibles” sentencia Sonia Reyes, ingeniería agrónoma de la UC: “Un problema común en las ciudades es que se plantan árboles en espacios muy pequeños rodeados de pavimento. Las raíces van creciendo y no encuentran terreno para desarrollarse. En otras ciudades dejan libre alrededor de la raíz el espacio equivalente al diámetro de la copa del árbol. En cambio aquí, con suerte le dejamos un metro de tierra antes del pavimento”.
¿Es cosa de edad? Rojas dice que se debe vigilara cualquier árbol urbano de más de 30 años. “Los plátanos orientales que están en Pedro de Valdivia bordean los 50 años. Ya están como para renovarlos por otros”, sostiene. Una visión con matices tiene Sonia Reyes: “En ambientes naturales los árboles no se caen salvo que algo los golpee o tengan más de 100 años de vida. Pero en las ciudades esto pasa porque las condiciones ambientales urbanas son demasiado exigentes. Los árboles que se caen en Santiago, sea por pudrición o efecto del viento siempre son de veredas, nunca de parques o plazas, donde tienen un ambiente más natural”.
Ojo con las hormigas. Una larga fila de hormigas entrando o saliendo desde el tronco puede ser mal indicio. “A veces tienen sus nidos en los centros del árbol y eso va atrayendo hongos y bacterias”, dice Rojas. “Por ejemplo, el gusano del tebo, muy utilizado como carnada viva entre los pescadores, y la avispa cortadora. Ambas son especies nativas que ponen sus huevos en el ángulo de inserción de las ramas e incluso en el tronco, donde se desarrollan las larvas, que perfor
an galerías en la madera, donde además van creciendo hongos xilófagos que deterioran aún más la madera”, cuenta Aída Baldini, ingeniera forestal y académica de la U. Mayor.
Alerta de hoyos.“A veces se ve en la base del tronco un hueco u hoyo profundo, como una especie de cueva. Se convierten en puertas por las que ingresan los parásitos. La parte más viva de los árboles está por fuera y es la corteza. Si la corteza está dañada, hay que analizar si el centro del árbol está con problemas”, asegura Rojas.
Un tip: no regar más en verano. “Si tienen agua disponible en el suelo las raíces la transportan a la copa del árbol, pero en las ramas se encuentran huecos donde el agua se va almacenando. Eso provoca un gran almacenamiento de agua, que hace que las ramas pesen más. Junto al reblandecimiento de las fibras de la madera, eso se traduce en la caída de estas ramas dañadas o incluso del árbol. Contrario a toda lógica, la recomendación es no regar los árboles urbanos en los días de máximo calor, para evitar este proceso”, explica Baldini.
Fuente: LUN
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